martes, 17 de septiembre de 2013

Juntos, nada más - Anna Gavalda - Reseña

Título: Juntos, nada más (Ensemble, c'est tout)
Autora: Anna Gavalda
Editorial: Seix Barral
Número de páginas: 543/ Edición bolsillo: 656 (Precio: 10, 95€)

Sinopsis: 
Camille tiene 26 años, dibuja de maravilla, pero no tiene fuerza para hacerlo. Frágil y desorientada, malvive en una buhardilla y se esmera en desaparecer: apenas come, limpia oficinas de noche y su relación con el mundo es agonizante.
Philibert, su vecino, vive en un piso enorme del que podría ser desalojado; es tartamudo, un caballero a la antigua que vende postales en un museo, y el casero de Franck. 
Franck es cocinero de un gran restaurante, es mujeriego y vulgar, lo cual irrita a la única persona que le ha querido, su abuela Paulette, que a sus 83 años se deja morir en un asilo añorando su hogar y las visitas de su nieto. 

Opinión
Al ver el libro, que tiene muchas páginas, un estilo raro de impresión, ya que hay mucho espacio entre párrafo y párrafo (lo que lo hace tan largo) y después de leer la sinopsis tampoco de quedas con una muy buena idea de lo que tratará. 
Sin embargo, hace falta que mencione que me ha encantado. 
La forma en la que narra la autora tampoco es la más típica. Es decir, es ella la que cuenta la historia pero le pone voz a cada personajes según el capítulo o la parte del libro, y pocas veces en el la misma página describe lo que piensa dos personajes. Puede que esto suceda más al final del libro y tanto al principio. 
Mención a las notas que dejaban las secretarias a las mujeres de la limpieza: 
 "Cuando una de esas notas eran demasiado seca, escribía debajo: Yo no comprender, y volvía a pegar el Post-it en pleno centro de la pantalla." 
Gran parte de este libro son los diálogos, y muchas veces no pone quien habla. A pesar de esto, sabes perfectamente quién está hablando porque le ha dado una voz a cada personaje. Una voz tan bien diferenciada de las de los demás, que es como si los oyeras hablar. 
Metiéndome más en la historia y resumiendo un poco de lo que trata, podemos hablar de cuatro personas tristes que aprenden a ser felices con la compañía de los demás. 
Sí son tristes, aunque el humor está en cada página presente. Es como si la propia autora se lo hubiese pasado pipa al escribir el libro. 

"-¿Y ese quién es?
-No es nadie, es un diccionario de latín muy gordo que metía en la cartera, para utilizarla como honda. Cogía la cartera por la correa, le daba vueltas y... ¡zaca!, descalabraba al enemigo..." 
Hay un equilibrio muy bueno entre cosas triviales y cotidianas y cosas más profundas. Con esto quiero referirme a que, Aunque cuenta su día a día, sus diferentes quehaceres, hay partes en las que de da pinceladas de porqué actúa así el personaje y que es lo que le ha pasado en la vida para que se convierta en lo que es en el tiempo presente de la historia. Le da un poco de misterio al pasado de cada personaje y hasta la última página resuelve antecedentes que ha metido en la historia de manera sutil. Como si quisiera prepararte para que cuando supieras de verdad la razón de peso del comportamiento de los protagonistas no te sorprendieras, sino más bien, digas, ah bueno, ya me lo esperaba, o sí, tiene sentido, o es lógico su comportamiento. 

-¿Y yo? ¿No quieres que te diga yo algo agradable para que empieces bien el año?
-No. Si... Venga, dime.
-¿Sabes...?, eran maravillosas tus tostadas 
Ya hacia el final de la historia, me he exasperado con Camille porque, ya sea por mi personalidad o la suya, te pone de los nervios, que sea tan indecisa, que haya pasado por todo eso. Quieres verles felices. Deseas ese final feliz, porque nunca tuvieron una vida feliz antes. 
La autora se centra en contar su vida infeliz y como por cosas pequeñas aprenden a encontrarse a si mismos, aprenden a dejar de ser egoístas o dejar de ser engañados. 
Describiendo un poco los personajes, puedo decir sobre Camille,  que es de las personas que se dejan llevar por la opinión de los demás, y que lo ha hecho tanto tiempo, que ha perdido su voz, y casi a si misma. 
-Entonces te lo diré muy clarito: abandona. Las que mandan son las mujeres...
-¿Y eso quién lo dice?
-La sabiduría popular...
-¡Y dale! ¡Ya estáis otra vez! Joder, qué pesados sois con tanto refrán... 
Philibert, es mi preferido, ya que me ha parecido súper gracioso durante muchas partes, y aunque pueda aparecer que es un personaje un poco más secundario, ya que Camille y Franck salen más en el libro, el tiene un gran peso en la historia, e influye y se deja influir por sus amigos. 
Franck, me ha encantado con sus palabrotas, pero a la vez su fragilidad, ya que todo es un fachada, pero el sigue haciéndose el fuerte, hasta que ya no tiene más remedio. Trabaja como un loco, y cuando está en casa le encanta dar porrazos a todo y preguntar por sus tuppers. 
Paullete, es un viejita encantadora, que no habla mucho, pero dice mucho. Es como la abuela que echas de menos. Es muy patosa y toda su vida se ha caído y ha tenido siempre moretones por todo el cuerpo, pero cuando uno es mayor ya no son solo moretones. Lo único que le queda es su nieto, ya que no sabe nada de su hija y es viuda. Tiene una amiga que se preocupa mucho por ella, pero que también está un poco harta de ella, porque con la edad va perdiendo facultades. Tiene un gato, que por lo visto a nadie le importa, y aparece y desaparece de la historia. 
Un libro extenso, pero que se te hace corto por la originalidad de los personajes. Situaciones cotidianas que se hacen especiales gracias a estos. Dolor traición y un poco de rencor, pero juntos nuestros amigos se dan fuerza e intentan apañárselas.

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