jueves, 26 de abril de 2018

No ignores tu corazón

Si tuviera que elegir entre uno de los idiomas que sé hablar o que entiendo y tuviera que elegir solo uno no podría escoger. Cada uno me ha costado esfuerzo, cada uno me ayuda a ver y entender las cosas de forma diferente. Cada idioma es parte de mi identidad ahora mismo, mi forma de comprender la vida y de relacionarme con otras personas.
Si tuviera que elegir entre tocar el piano o el ukelele, no podría elegir entre ellos. Sí, el ukelele cuesta menos aprender a tocarlo y que suene más o menos decente es más sencillo que con el piano. Pero al piano le he dedicado tantas horas, y me he enfadado casi con este instrumento que es tan complicado, y aún después de tantos años no lo domino, pero todavía me alegra y me llena poder tocarlo así como yo sé.
Pero si puedo elegir practicar más el ukelele, y olvidarme del piano. Sí que puedo olvidarme de un idioma y casi no hablarlo.
No puedo elegir a quien amar más, si a mi padre o a mi madre, y a quien darle la razón, tampoco puedo elegir a quién creer o no, o quién pensar que es mejor o no. Sin embargo, si puedo alejarme de ellos, y olvidarme de mi familia, porque es una familia complicada.
Pero también es parte de mí, sin embargo, ellos no me definen como persona. Saber idiomas es parte de mí, y me condiciona en muchas cosas; mi familia también me ha condicionado de muchas maneras.
Lo que sí puedo elegir hacer es perdonarles, perdonarme a mi misma por no ser lo suficientemente fuerte, o ser más débil y no aguantar tantas cosas. Pero antes de poder perdonar y perdonarse a uno mismo, tienes que saber dónde está tu verdadera identidad. Esa identidad es lo que te da fuerzas para seguir hacia adelante y es a lo que me aferro. Mi identidad es que soy hija de Dios, por ser hija de Dios, le he importado tanto a mi creador que Jesús se ha sacrificado por mí y ha sufrido más de lo que yo puedo sufrir. Saber que soy preciosa a los ojos de Dios, que no estoy sola, es a lo que me agarro.
Hay elecciones fáciles y difíciles, pero a veces aunque parezca ser lo más fácil en el momento, las consecuencias pueden ser muy malas.
Por mucho tiempo me he dicho, no quiero llorar más, además, lloro sola en mi habitación, en el baño, nadie me ve, nadie me puede consolar. Al día siguiente me levanto con unas ojeras inmensas y con un mar de papel higiénico por toda la habitación. Si lo pienso racionalmente, podría decir, tengo que seguir funcionando, hay unas expectativas que tengo que cumplir mañana, así que esta noche decido no sentir, me lo trago, hago otras cosas y me olvido un poco.
Pero he leído este libro muy bueno llamado Heart Made Whole (Corazón hecho completo) de Christa Black, y ella habla de lo malo que es ignorar nuestro corazón y nuestros sentimientos. Habla de cómo llevarlo a Jesús y dejar que él nos cuente nuestra historia, no nosotros mismos.
Así que anoche me acordé, "no ignores tu corazón", "llora tus lágrimas" (Becoming myself - Stasi Eldredge). Y lloré... no sé cuánto tiempo pero lloré. Dejé salir la amargura y la negatividad, saqué los malos pensamientos, esos pensamientos negativos y venenosos que una quiere creer.  Luego le escribí a una amiga, le dije que no podía parar de llorar. Le hablé un poco y simplemente supe que alguien más estaba allí.
Jesús me empezó a decir que me dejara consolar, y que tenía que empezar perdonando, empecé a nombrar a las personas que me me habían hecho daño recientemente, pero luego fui atrás, pues sí me había guardado atrás mucho dolor no resuelto y no enfrentado. Así empecé a ser consolada. También leí un pequeño devocional, hablaba de un versículo que la verdad no ayudó, pero al final del devocional vi Mateo 5. Y allí me acordé de otra ocasión donde fui vulnerable y me abrí a uno de mis líderes, lloré, él también me dijo que no podría decirme nada que pudiera arreglar las cosas pero me podía decir las promesas que Jesús nos dijo, "Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados".
En muy pocas ocasiones he llorado desconsoladamente delante de otras personas y porque buscaba apoyo, la mayor parte de las veces las lágrimas solo salen y me siento avergonzada. Pero cuando es de manera desconsolada, rota, allí recibimos consuelo. En esas pocas ocasiones donde me permití ser débil, y no intenté ocultar mis lágrimas, la gente vió mi dolor y no mi orgullo dañado. Simplemente mi dolor.
Está bien sentir, está bien llorar, está bien hundirse y aún más pedir ayuda y dejar ser consolado.
Leí el otro día un libro de Richard Wurmbrand que decía que como cristianos debíamos aceptar el dolor como algo que le dé gloria a Dios. Espero que con esto que acabo de escribir le pueda dar gloria a Dios y que pueda serviros de ayuda si pasáis por un mal momento. Cuando decides llorar y no sabes como parar, eres ese niño cuyo padre abraza. No huyas de tu papá, él te quiere consolar. Jesús quiere que reconozcas su voz, por encima de todas esas voces que quieren hundirte en la miseria.
Anoche paré de llorar, y fue de repente. Ya no había más lágrimas, porque ya me había desahogado, perdonado y lidiado con mi dolor. Había perdonado y después de perdonar había sido consolado mi corazón. Porque ya no tengo la responsabilidad de pagar el daño. Bendice y perdona a los que te hacen daño y no te vayas a la cama con rencor en tu corazón.
Da gloria a Dios en todo momento y deja que su amor te consuele y te cure las heridas. Anoche escuche "Your glory is so beautiful, I fall on to my knees in awe, and heartbeat of my life is to worship in your light..." (Tu gloria es tan hermosa, caigo de rodillas en admiración, el latido de mi vida es adorarte en tu luz). Y es que en su luz podemos vivir y adorar aunque todo lo demás esté a oscuras. 
Otras dos pequeñas cosas para terminar.
Las ojeras si te lavas bien la cara por la noche y te pones cremita será mejor por la mañana, aunque sigas pareciendo un búho, por la mañana puedes coger un cubito de hielo y ponértelo en los ojos te va a aliviar y el frío se siente muy bien en los ojos y también va a bajar un poco la hinchazón. Puedes ponerte contorno de ojos si tienes eso también hidrata la piel, y si no, puedes meter dos bolsitas de té de manzanilla en agua y las metes en el congelador y luego te las pones sobre los ojos cerrados, eso también alivia mucho. Son tips de amigas muy apañadas. No se trata de esconder tu dolor, si no te sentirte un poco mejor cuando te miras al espejo. La tristeza se ve en los ojos, no por lo hinchados que están si no por lo que hay en tu corazón.
La segunda, a veces nos olvidamos que tenemos caracteres y personalidades muy diferentes a otras personas, y está bien tener eso en cuenta. No todo el mundo reacciona de la misma forma forma a los conflictos. Pero no está bien que te dejes manipular por nadie, y está bien que digas que no, aunque te digan que eres lo peor. En su día hice este test de las 16 personalidades, no creo que es una ciencia cierta, pero te puede orientar un poco. A mi me salió mediadora, y quizás por eso muchas personas acuden a mi cuando tienen problemas porque soy buena mediado. Y también si otra persona tiene otro tipo de personalidad va a reaccionar de forma muy diferente a lo que tú hubieses hecho, y más si la persona no es cristiana. Aquí dejo el link: https://www.16personalities.com/es/test-de-personalidad 


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